miércoles, 10 de noviembre de 2010

TEXTO DE TRES PATAS Y UN OJO



Taller funcionando.

Llegando la primavera, hasta el amor guiña un ojo.

En la seudo-mansion antigua de la señora, la única señora verdadera. La señora que yo quisiera amar. Pero...

El almacenero tiene una LIBRETA. La rubia loca que vino por una noche se quedó a vivir en la casa, trajo una camioneta Fiat llena de cosas, cajones. Se instaló para una nueva vida. Otra vida. Está pegando sus postales en la cocina. Tirar lo viejo, todo cambiado. Le da alegría a todo, se anda riendo sola. Sospecho que le falta un pequeño tornillo. Libros, cuadros y ropa por montones. Está sacando cientos de objetos de sus cajas y bolsas que trae de la camioneta. Yo, ya soy como un extranjero en la casa, le dije que tomara la moto, ¡que se fuera! Que ahuecara el ala, pero nada, se instaló, el otro día ella fue a misa por un rato, salió de taco alto con medias de lana, al rato volvió con un tipo extrañisimo, era un boxeador que conoció en la esquina, quería que yo lo albergara al loco de los guantes también. Lo corrí pero quizás con que empanada me va a salir más rato, más tarde o a la noche. Ella ya está instalada, sacarla en calma va a resultar una verdadera epopeya. Desaparece por una noche o un día pero luego vuelve a cualquier hora. Ahora se hizo amiga de los canutos de la calle Huérfanos y va a alimentar los gatos abandonados del garage, trata de entrar con los vendedores de pitos en la iglesia esa. Puros problemas. En el barrio me miran con ojos enormes de sospecha. Bajo y hablo con la esposa del almacenero, la rubia loca comenzó a decirle que ella era rica, que tenía un fundo en Santa Cruz y pidió fiado, el viejo almacenero le creyo, la rubia pidio jamón, queso, pan, jugos, yogures, un pollo, un litro de leche, y un shampú y una crema rejuvenecedora. Todo a la cuenta mía. Del pintor del segundo piso. Y un tarro de café chico. Lo anotó todo y ella firmó. Pero no abonó ¡NI UNO! Estoy aprovechando de tomar un café. Este año ha sido complicado desde que quedé solo. Parece que olfatearan la soledad. Pero Opalita por ejemplo no ha venido más. ¿Qué Quería? ¿Casarse?

El Gitano estuvo posándome, le estoy haciendo un retrato gigante pero como de 1920, pero con cortes y ¡Chac! Está quedando algo extraño pero está como en una hipnosis. En la sala lo puse frente a los que suben por la escalera. Causa su impresión de que va a pasar algo tremendo. Voy subiendo por la escalera y cuando llego al salón y prendo la luz me encuentro con uno de esos catres de campaña, esos hechos de tubos de aluminio en medio de la sala y debajo de la manta y de una frazada asomaba un mechón rubio, yo creía que era uno de los amigos de Berson, algun trash de la plaza Brasil y detrás mío Carolina me preguntaba ¿qué es esto? Era la primera noche que venía ella. Pasamos a la otra pieza. A la rubia loca también la retraté. Anda cantando. Canta bien, tiene voz como de ópera suave. Me está gustando. Pero la verdad me da miedo. La encuentro media Sicosis. Al otro día estábamos desayunando juntos mirando los árboles de abajo y los restos de la fiesta del calendario maya. También la retraté, pero en una tela vieja chica, blanco y negro, no ha venido mas, todos andan ubicándose en esta ciudad. Hice un Vagabundo inventado al lado de un árbol. Simboliza algo. No sé qué.

Estoy pintando atrasado para el cliente del Arrayán, el ex revolucionario con los cocos gigantes. Medio-millonario-medio-elegante-medio-saco-de-güevas. Buen chato un poco vaca-simpático, arribista, un poco epicúreo, muy amigo de su jefe, el ministro. Me carga esta época, no la siento bien. Ya va a pasar, han pasado otras, otros gobiernos con sus geniecillos, con sus calculistas, sus gatos operadores de raterías, y sus ídolos de oficinas, la verdad es que los detesto, ojalá estuviera lejos, pero están por todos lados. Anoche pinté un Moai de ciudad, un ídolo. Lo titulé:

EL IDOLO CHAMBECO.

Con dos patas, un torso, tres brazos y cuatro manos y otra pata y una espalda convexa y un promontorio en la frente, un ojo sólido, melena de músico, una especie de Mozart. Anoche vino la otra, la que se cree gurú. Se hizo amiga a medias con la chifladi, la mujer del guerrillero que también está tucu-tucu. Se meten a hablar de arte, rock. Quieren que yo dibuje a un rockero, un rockero irlandés, me trajo foto de revista:

El pelo erizado altanero. Si termino esta pinturilla, son 100 lucas.

Le dejé la boca de héroe griego.

Ahora el político dice saber de comercio de arte, dice ser marchand.

Me habla de un tío, un tal Don Manuel, navegando en bote de langostas en la Isla de Pascua,1950. El vertical en el bote. Viento y oleaje. Le hice un dibujo para el langostero, un gráfico solo con lápiz y témpera, en un cartón. Y me lo compró altiro, barato.

Hoy hago arte para mí mismo.

Un Hamlet apoyado en el muro blanco de la casa de la palmera. Calle Mapocho. Sol blanco enceguecedor. Ojalá llegue el verano pronto.Dicen que la primavera es peligrosa. Ayer vino un pintor del barrio a pedirme quinientos pesos. Hicimos una tortilla y luego se armó una fiesta de a poco, fuimos a comprar botellas una a una. La botillería es de la vieja rubia que trata a todos de lolos y lolas, es la esposa de un paco jubilado. ¡Una cantidad de botellas! Llegaron las amigas de Pablo. Ocuparon todo, por suerte sobran piezas pero faltan muebles, el sillón de la sala es el imán. Eso fue anoche. Hoy en la tarde vino Opalita, a tomar onces, se quedó hasta las doce de la noche, también vino el Gitano. Se fue a las ocho después de tres cafés. De ahí salió otra pintura:

El hombre bomba. Arrojando una bomba cuando era joven, resplandores celestes. Gama negro y claridades. Distintos tipos de blanco. Témpera. Yeso. Oleo. Esmalte. Pegados de papeles blancos. Y otros blancos de látex (hermosos).

Este taller está saturado; en la noche camino solo por el pasillo, entro a las habitaciones vacías, falta la alemana…la echo de menos, tomando vino en la mesa del pasillo, abajo tienen una fiesta, una reunión en el patio y en toda las salas y piezas. Son mis vecinos de la religión maya. Están cantando en el patio. Hay más de diez vehículos estacionados, son semi cuicos y cuicos. Bajé a la fiesta. Hago amistad con la señora de Costa Rica. Antenoche pinté otra témpera.

Rostro de mujer: Enfoque. Es un gran rostro, es una tela de 1.97 X 1.70

Enamorado de la belleza misma.

La ciudad es un gran collage.

Abajo esta la camioneta Fiat esperando que ella llegue. La amenaza loca. Anoche desapareció y apareció de nuevo, al final la casa está ocupada por ella. Ojalá el verano haga su cambio. Quiero estar solo. Solito. Solo. El Verano. Solo falta un mes. La alemana ya no viene, Opalita menos .Está la escoba en el pasillo. Voy a tener que barrer y poner todo en orden. Limpio. Hasta mañana. Dijo que iba a venir para llevarse sus cosas. Hace una semana. Estoy esperando...

ESCRITO FLORENTINO



Ahora escribiremos de todo, ¡al fin!

Higos y duraznos. Me falta una botella de vino, a propos, llegó a estos terruños fantásticos un inglés que ahora anda realizando un documental por todas las viñas de Chile descorchando botellas, tortas, y come asados, parrillas, carne! Tengo mucha hambre en este invierno histórico, la falta de estufa y gas licuado. Me vuelve ese tiempo de Florencia, del año 1978. Estaba en el Borgo Tegolaio, arriba de un negocio donde falsificaban muebles y unas enormes pinturas que cortaban en 8 y con ellas fabricaban pequeñas joyitas de treinta centimetros por sesenta.Y ahí arriba en un cuarto piso vivíamos.

Y estaba ella. La Sarda.

A la que le arrendábamos la habitación por seiscientos dólares y era húmedo, no había calefacción, pero había algo ... un agregado, la sarda era el agregado ,ella era como un personaje de una ópera nunca escrita. Aparecía desnuda. Eso era.

La vida del arte, del cine que trata de palacios, cortesanas, aldeanas con los pechos perfectos y tostados, una tempestad con nubes y rayos y relámpagos.

Ahora comprendo porque Giorgionne pintó La Tempestad, la composición era como sigue: una mujer esperando al lado de un árbol, y más encima la mujer era una lavandera, en la noche, parados al lado de un árbol, a metros de un bosque y el deseo flotante.

¿ Puede haber algo mas exitante para los espíritus finos de la carne? Hacía un guiño la lavandera, ¿ a quién ?… A un hombre que estaba afirmado en una lanza como si hiciera guardia en un palacio florentino, parece que estaba extractado del lugar de origen, hacía calor a pesar del agua caída de la tempestad…

Todavia recuerdo a la flaca de Cerdeña que conocí en Florencia, esa flaca con cara de cabra, que pasaba desnuda por mi cuarto sin pedir permiso a tirar la bolsa de la basura desde el cuarto piso a la trattoria que estaba abajo ¡aquí tienes gordo asquifosi! le gritaba y desnuda dentro “de mi cuarto “ se volvía haciendo gala de sus costillas y de estar desnuda orgullosa y me preguntaba…¿y cuándo te vas a decidir ,eh? ¿No encuentras que soy una bella donna? La verdad es que yo la encontraba adorable, sabrosa pero peligrosa. Y ella luego se abalanzaba a la cama y comenzaba el circo ,todas las mañanas era el mismo circo interminable… Y después me chantajeaba con decirle todo a mi mujer cuando ella volvía de esa maldita ciudad de Umbría donde yo nunca supe lo que pasaba, y la flaca gozaba con mi incerteza y mi sufrimiento. Ahora la echo de menos a la sarda,¿ dónde estarás? Luego los domingos cada quince días aparecía el marido , el suo maritto, el Assasino, era bastante macizo y me miraba como sonriendo y yo le respondía con la cara máxima de verdadero ángel que podía colocar , casi me atragantaba pensando que luego iba a mandar a dos o tres de esos bandidos con “luparas”, esas escopetillas del doce, con la cuales iban a a cazarme en los Giardinos di Boboli ,donde yo iba a pintar mis estúpidos y dudosamente elegantes paisajes metafísicos. Pensaba que me iban a dejar convertido en un conejo agujereado por culpa de la sarda desnuda. Sufrí mucho en ese tiempo , se me enredaba el amor, la fidelidad, la pasión, el sexo y otro montón de factores o estados de ánimo que circulaban en mi mente y en mis tripas. Pero yo sabía que el maritto, el sardo estaba preso por asesinato y secuestro y que era amigo de los gendarmes y que era bandido famoso de la Sardegna y que le daba lo mismo matar a uno más, y él, sabiendo todo eso , cuando venía a la sua casa me sonreía con maldad, como esperando y saboreando el día en que me daría mi merecido.