miércoles, 10 de noviembre de 2010

ESCRITO FLORENTINO



Ahora escribiremos de todo, ¡al fin!

Higos y duraznos. Me falta una botella de vino, a propos, llegó a estos terruños fantásticos un inglés que ahora anda realizando un documental por todas las viñas de Chile descorchando botellas, tortas, y come asados, parrillas, carne! Tengo mucha hambre en este invierno histórico, la falta de estufa y gas licuado. Me vuelve ese tiempo de Florencia, del año 1978. Estaba en el Borgo Tegolaio, arriba de un negocio donde falsificaban muebles y unas enormes pinturas que cortaban en 8 y con ellas fabricaban pequeñas joyitas de treinta centimetros por sesenta.Y ahí arriba en un cuarto piso vivíamos.

Y estaba ella. La Sarda.

A la que le arrendábamos la habitación por seiscientos dólares y era húmedo, no había calefacción, pero había algo ... un agregado, la sarda era el agregado ,ella era como un personaje de una ópera nunca escrita. Aparecía desnuda. Eso era.

La vida del arte, del cine que trata de palacios, cortesanas, aldeanas con los pechos perfectos y tostados, una tempestad con nubes y rayos y relámpagos.

Ahora comprendo porque Giorgionne pintó La Tempestad, la composición era como sigue: una mujer esperando al lado de un árbol, y más encima la mujer era una lavandera, en la noche, parados al lado de un árbol, a metros de un bosque y el deseo flotante.

¿ Puede haber algo mas exitante para los espíritus finos de la carne? Hacía un guiño la lavandera, ¿ a quién ?… A un hombre que estaba afirmado en una lanza como si hiciera guardia en un palacio florentino, parece que estaba extractado del lugar de origen, hacía calor a pesar del agua caída de la tempestad…

Todavia recuerdo a la flaca de Cerdeña que conocí en Florencia, esa flaca con cara de cabra, que pasaba desnuda por mi cuarto sin pedir permiso a tirar la bolsa de la basura desde el cuarto piso a la trattoria que estaba abajo ¡aquí tienes gordo asquifosi! le gritaba y desnuda dentro “de mi cuarto “ se volvía haciendo gala de sus costillas y de estar desnuda orgullosa y me preguntaba…¿y cuándo te vas a decidir ,eh? ¿No encuentras que soy una bella donna? La verdad es que yo la encontraba adorable, sabrosa pero peligrosa. Y ella luego se abalanzaba a la cama y comenzaba el circo ,todas las mañanas era el mismo circo interminable… Y después me chantajeaba con decirle todo a mi mujer cuando ella volvía de esa maldita ciudad de Umbría donde yo nunca supe lo que pasaba, y la flaca gozaba con mi incerteza y mi sufrimiento. Ahora la echo de menos a la sarda,¿ dónde estarás? Luego los domingos cada quince días aparecía el marido , el suo maritto, el Assasino, era bastante macizo y me miraba como sonriendo y yo le respondía con la cara máxima de verdadero ángel que podía colocar , casi me atragantaba pensando que luego iba a mandar a dos o tres de esos bandidos con “luparas”, esas escopetillas del doce, con la cuales iban a a cazarme en los Giardinos di Boboli ,donde yo iba a pintar mis estúpidos y dudosamente elegantes paisajes metafísicos. Pensaba que me iban a dejar convertido en un conejo agujereado por culpa de la sarda desnuda. Sufrí mucho en ese tiempo , se me enredaba el amor, la fidelidad, la pasión, el sexo y otro montón de factores o estados de ánimo que circulaban en mi mente y en mis tripas. Pero yo sabía que el maritto, el sardo estaba preso por asesinato y secuestro y que era amigo de los gendarmes y que era bandido famoso de la Sardegna y que le daba lo mismo matar a uno más, y él, sabiendo todo eso , cuando venía a la sua casa me sonreía con maldad, como esperando y saboreando el día en que me daría mi merecido.


1 comentario:

  1. Fantastico quiero mas, a ver si nos vemos en chile voy en noviembre,,,abrazos,,,juan castillo

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