

Ahora escribiremos de todo, ¡al fin!
Higos y duraznos. Me falta una botella de vino, a propos, llegó a estos terruños fantásticos un inglés que ahora anda realizando un documental por todas las viñas de Chile descorchando botellas, tortas, y come asados, parrillas, carne! Tengo mucha hambre en este invierno histórico, la falta de estufa y gas licuado. Me vuelve ese tiempo de Florencia, del año 1978. Estaba en el Borgo Tegolaio, arriba de un negocio donde falsificaban muebles y unas enormes pinturas que cortaban en 8 y con ellas fabricaban pequeñas joyitas de treinta centimetros por sesenta.Y ahí arriba en un cuarto piso vivíamos.
Y estaba ella.
La vida del arte, del cine que trata de palacios, cortesanas, aldeanas con los pechos perfectos y tostados, una tempestad con nubes y rayos y relámpagos.
Ahora comprendo porque Giorgionne pintó La Tempestad, la composición era como sigue: una mujer esperando al lado de un árbol, y más encima la mujer era una lavandera, en la noche, parados al lado de un árbol, a metros de un bosque y el deseo flotante.
¿ Puede haber algo mas exitante para los espíritus finos de la carne? Hacía un guiño la lavandera, ¿ a quién ?… A un hombre que estaba afirmado en una lanza como si hiciera guardia en un palacio florentino, parece que estaba extractado del lugar de origen, hacía calor a pesar del agua caída de la tempestad…
Todavia recuerdo a la flaca de Cerdeña que conocí en Florencia, esa flaca con cara de cabra, que pasaba desnuda por mi cuarto sin pedir permiso a tirar la bolsa de la basura desde el cuarto piso a la trattoria que estaba abajo ¡aquí tienes gordo asquifosi! le gritaba y desnuda dentro “de mi cuarto “ se volvía haciendo gala de sus costillas y de estar desnuda orgullosa y me preguntaba…¿y cuándo te vas a decidir ,eh? ¿No encuentras que soy una bella donna? La verdad es que yo la encontraba adorable, sabrosa pero peligrosa. Y ella luego se abalanzaba a la cama y comenzaba el circo ,todas las mañanas era el mismo circo interminable… Y después me chantajeaba con decirle todo a mi mujer cuando ella volvía de esa maldita ciudad de Umbría donde yo nunca supe lo que pasaba, y la flaca gozaba con mi incerteza y mi sufrimiento. Ahora la echo de menos a la sarda,¿ dónde estarás? Luego los domingos cada quince días aparecía el marido , el suo maritto, el Assasino, era bastante macizo y me miraba como sonriendo y yo le respondía con la cara máxima de verdadero ángel que podía colocar , casi me atragantaba pensando que luego iba a mandar a dos o tres de esos bandidos con “luparas”, esas escopetillas del doce, con la cuales iban a a cazarme en los Giardinos di Boboli ,donde yo iba a pintar mis estúpidos y dudosamente elegantes paisajes metafísicos. Pensaba que me iban a dejar convertido en un conejo agujereado por culpa de la sarda desnuda. Sufrí mucho en ese tiempo , se me enredaba el amor, la fidelidad, la pasión, el sexo y otro montón de factores o estados de ánimo que circulaban en mi mente y en mis tripas. Pero yo sabía que el maritto, el sardo estaba preso por asesinato y secuestro y que era amigo de los gendarmes y que era bandido famoso de
Fantastico quiero mas, a ver si nos vemos en chile voy en noviembre,,,abrazos,,,juan castillo
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